La luna, llena, menguante o creciente siempre es objeto de mi admiración; sé que por más lejos que esté y por más solitaria que pueda aparentar estar, Ella está allí y su encanto me acompaña. Es así que evoco a Drácula; ese incansable amiguito enamorado que perseguirá el amor bonito desafiando al mismo Tiempo.

Jamás dejará que su imagen se desvanezca, jamás permitirá que Ella no brille; aún lejos, la tendrá cerca si solo mira hacia arriba.