Cupido, como el amigo eterno que es una constante en el ciclo del “Amor”. El escurridizo ser que con sus flechitas anda haciendo locuras en la vida de todos los seres humanos de Lima Limón.  Y es que a veces ese amiguito no mide las consecuencias de sus travesuras; sólo dispara y dispara flechas a los corazones desprevenidos parra que luego, comiencen a vivir sus romances. ¿Y qué sucede cuando acaba ese amor? ¿Qué hay con el corazón roto?

Pues, muchas veces arrastramos a nuestro corazón roto a bares, fiestas o a citas rápidamente para parchar la pena.  Bailamos, nos esforzamos; conversamos y nos producimos para impactar; otras veces bebemos y guiñamos el ojito pícaro a algún nuevo corazón; pero todo se desmorona cuando aflora de nuevo la tristeza.

Y justo cuando creíamos que nuestro corazón estaba solito en la barra aparece Cupido; nos escucha y consuela nuestro llanto.  Nosotros capaz no queremos saber nada de aquel engreído, pero él no se va a ir; nos acompañará y se quedará. Porque su labor, es la de hacernos ver que aún cuando se sufra mucho, vale la pena amar; y que el amor es un ciclo que siempre, vuelve a comenzar.